¡A soltarles los perros!

Las armas son un medio racional para el ejercicio de la violencia. El ejercicio de la violencia en sí sólo puede ser valorado axiológicamente. La violencia puede obedecer a principios morales y de justicia cuando va dirigida a la salvaguardar la integridad de vida y propiedad. Locke decía en el Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil que quienes no respetan la vida e integridad de otros seres humanos actúan fuera de los principios naturales de justicia y son en esencia bestias salvajes que amenazan la vida civilizada; la respuesta racional a las bestias salvajes que ponen en peligro la vida es eliminarlas, porque eso es lo necesario para salvaguardar la vida y la integridad de la propiedad: eliminar el peligro detectado. De este principio deriva el derecho al castigo del Estado; en consecuencia, el Estado sólo tiene la capacidad de eliminar los peligros a la vida e integridad de las personas porque las propias personas tienen la facultad de hacerlo… Y si el Estado supusiera, a través de sus agentes, un peligro a la vida e integridad de las personas, tenemos la facultad de actuar mediante violencia para eliminar el peligro que supone. Por ello, las armas preservan el derecho, la Justicia y el Gobierno Civil; cualquier gobierno que olvide su función esencial que es preservar la vida y propiedad de las personas, no es un gobierno, sino una bestia salvaje. Todo esto da que pensar, ¿dónde acabará todo? Ya no se matan tiranos. En principio creo que es la razón por la que se ha difundido tan ampliamente el proceso democrático: es la mejor manera de calmar las ansias de sangre del ciudadano ofendido por las manadas de bestias salvajes que llamamos gobiernos. Como si la democracia fuera un eufemismo del cadalso, pero un mal eufemismo, porque es una ejecución pública sin víctimas. Quizás es más civilizado, si pensamos que la violencia en sí misma siempre es irracional o, peor aún, inmoral. Esta es una terrible confusión intelectual que no espero que se aclare prontamente. La actitud más difundida parece ser arrasar con todo lo que se pueda mientras se pueda y esconderse cuando le toca el turno a otro. Hoy la Procuradora designada prometía que se iba a cambiar con esta rutina y finalmente se investigarían todas las ofensas a las leyes desde la función pública. Desde un punto de vista radical no parece ser suficiente, pero el hecho de que se lleguen a investigar realmente los actos de corrupción en este país es un acto de radicalismo nunca visto en la vida republicana. Hoy presentaron la denuncia del uso de equipos de espionaje por parte del consejo de seguridad contra particulares, gracias a que se encontró el contrato de compra del FIS en época de Giacomo Tamburelli para su instalación y manejo; y además se menciona que las escuchas y espionajes se reportaban regularmente a la presidencia. Si se comprueba la participación de la presidencia esta violación a la privacidad de las personas, ¿será que Ricardo Martinelli terminará siendo nuestro Richard Nixon? Esto puede ser bueno y malo; bueno si Martinelli, encontrado responsable, termina siendo considerado por la historia como la más peligrosa bestia salvaje vista en la República panameña, y malo si a pesar de que queda claro para todos que es la mayor bestia salvaje vista en la República panameña sigue adelante con la vida de respetable y honorable expresidente de la República. Mi cinismo me hace pensar que seguiremos como siempre, pero mi indignación me de la esperanza de que el discurso varelista de hacer responsable a los corruptos sea una realidad, porque en serio da ganas de formar una banda de caza y soltar los perros a las bestias salvajes.

Estándar

Moncada Luna y la trascendencia de lo Material

Lo único trascendente en esta podrida vida es lo material. Y cuando me refiero a lo material, hablo de todo lo que tomamos de la naturaleza y transformamos acorde a nuestra voluntad. Cualquier pretensión de humanismo no es más evidente que en lo estético de lo material, la forma en que se toma una naturaleza vil y caótica y se le da orden. Por esto me gusta la colección GaBa Code de Gabriela Batista. Y en sus cuadros se nota el origen caótico del ser humano bestial, en esa paleta amplia de colores que tratan de destruir esas fronteras geométricas que hacen orden del caos. No tengo la menor idea si esto es lo que pretende comunicar la pintora, y honestamente no me importa, porque en definitiva todo el arte es esto mismo, orden del caos, una recreación del mundo desde el ojo del artista al ojo del observador. Gabriela lo hace bien.

¿Y qué de nuestros Magistrados de la Corte Suprema de Justicia? Al parecer es terrible el daño que ha hecho Alejandro Moncada Luna a la Justicia en este país; presumiblemente sus fallos han beneficiado a intereses económicos locales, doblando el sentido mismo del Derecho, desde lo Civil a lo Penal, pasando por lo administrativo y burocrático, sin miramientos ni pretensiones, diciendo, esto lo decido así porque el Magistrado soy yo. En lo Político, sus fallos pudieron trastocar irremediablemente el orden institucional y democrático, doblegando a los magistrados del Tribunal Electoral a la dignidad de tinterillos y recaderos y haciendo legales y constitucionales todas las opiniones absurdas del presidente al que se debía. Esto resume en pocas palabras los pecados de Moncada Luna. A mi no me constan, y me importan más bien poco. Es posible incluso que todo sea cierto y que aún así se logre probar su inocencia. Bien se sabe que la inocencia o la culpabilidad no son hechos ciertos nunca, sólo existen si se prueban, incluso si existieron de verdad es absolutamente irrelevante. Yo llevo mucho tiempo que no le presto atención a ningún acto o pronunciamiento de un Magistrado de la CSJ, porque todos se deben al Presidente que los nombró y están allí para que se haga su voluntad, y todos mantienen con poco disimulo sus vínculos con sus Firmas y sus clientes preferidos… La Corte Suprema de Justicia es una jaula de zopilotes que limpian los restos podridos del matadero que lleva adelante nuestra clase política. Si Moncada Luna es verdaderamente corrupto, es que ha hecho el trabajo que se esperaba de él en la CSJ.

He tratado personalmente ha varios magistrados de la CSJ, y entre ellos está Moncada Luna. Siempre se ha portado con cordialidad y educación, que entiendo es una imagen muy distinta a la que se refleja de sus apariciones públicas, a menudo televisadas. Es una bipolaridad fascinante, la del animal político y pública y la del animal social y privado. Esto tampoco es un pecado particular de Moncada Luna, es la duplicidad esencial de cualquier animal que participe del juego político en Panamá. Ahora los medios de comunicación, y nuestros bien intencionados comunicadores hacen un festín de los restos podridos del matadero, y en eso se parecen a nuestros Magistrados, haciéndole el juego a una clase política que quiere manipular la CSJ colocando nuevas mascotas y verse honesta y moralmente superior en el proceso. Ahora juzgan a Moncada Luna y Panamá pierde, porque lo que el público olvida es que este problema de la Justicia en Panamá se iba a resolver con una reforma constitucional –prometida electoralmente–, que iba a convertir a nuestros Magistrados de zopilotes a personas con criterios de Justicia e independencia; no sé de donde sacaremos tiempo para hacer este acto de ilusionismo en medio del presente circo mediático.

La Política es de las creaciones espirituales más podridas que tenemos: es replicar el caos de nuestra naturaleza bestial. La civilización es masacrada por presidentes, diputados y magistrados con sus juegos y ritos barbáricos. Es justamente lo contrario a la estética de un GaBa Code, y estoy seguro que es más probable que inspire el sermón histérico y apocalíptico de cualquier ministro de tolda. Cuándo nos vamos a olvidar de la Política y nos concentraremos solamente en el fruto de nuestro trabajo, es la duda que le quedaría a un ser humano optimista, fascinado con lo trascendente en lo material, un ser humano que poco a poco se acerca a su extinción.

Estándar

No más paja

No permitiré que la paja de los demás rija mi vida. ¿Qué significa esta nueva determinación? Por supuesto, no es una nueva determinación que estoy asumiendo yo. Soy demasiado consciente de que la paja –la versión falseada del mundo que nos repetimos una y otra vez– es la mantequilla de mi pan, el azafrán de mi arroz, o más bien, el hielo en mi whiskey. Este es un comentario a una nueva determinación de una amiga. No pretendo burlarme de ella en específico, ni de las mujeres en general, bien sé yo que las pobres sufren la paja del mundo con más intensidad que la mitad masculina de la humanidad. Si esto suena a burla, es que el tema es ridículo, y lo ridículo solo merece ser ridiculizado. Retomo, ¿qué significa no vivir de acuerdo a la paja de los demás? ¿Qué es esta nueva vida sin paja? Suena a una rebelión salvaje y sin cuartel, a viaje caótico en el reino del azar –que es lo único verdadero perceptible de lo “real”. Esta determinación me aterra, porque puede llevarnos a una situación en que los políticos van a la cárcel por peculado, los magistrados se deponen por vender fallos y las elecciones no se ganan con recursos del Estado. ¡Diablos! Esto está pasando alrededor mío en este preciso instante, ¿será que el Panameñismo preconiza el fin de la Cultura del clientelismo? La identidad de las víctimas de esta realidad sin paja me hace pensar que el ataque es selectivo –el cinismo es mi último salvavidas en este viaje absurdo–, que los panameñistas no están libres de culpa, ni en el pasado ni en el presente, y que son arquitectos de décadas de paja en Panamá. De momento sólo atacan el legado del gobierno anterior con el que no pueden convivir: contralores, directores, magistrados, el metro bus… Y quizás todo se detenga allí para que el país prosiga adelante en el incierto modus operandi de hacer dinero y no saber dónde esconderlo. ¿Y dónde queda mi amiga? Ella ni siquiera vive en Panamá, así que toda esta paja que he discutido arriba no es ni remotamente parecida a la paja que rige su vida. Creo que ella piensa en conceptos como casarse y procrear, tener un trabajo de ocho horas cinco días a la semana, tener tarjetas de crédito y préstamos para la casa y el carro, y una cuenta de ahorro para la universidad de los muchachos… esos muchachos que necesitan educarse en toda la verborrea que explica porqué necesitamos esta Cultura opresiva y degenerada. Ya he dicho antes que la educación parece estar sobrevalorada. Y lo pienso nuevamente y me parece también paja, porque la educación afila nuestra inteligencia, o al menos nos hace intolerantes a la inteligencia no cultivada, pero también nos hace admirar esa rara inteligencia que encontramos en los relativamente ignorantes, aquellos seres pensantes que sólo juzgan el mundo a partir de su experiencia y su intuición, y que de alguna manera actúan con absoluto escepticismo… te lo digo desde ya, ese ser fantástico no existe. Los bichos ignorantes que deambulan por los rincones miserables del mundo son supersticiosos, atávicos y bestiales, y no nos atacan como una banda de zombies porque tienen el suficiente buen criterio como para aspirar a vivir de acuerdo a la misma paja que nosotros despreciamos… ¿Y qué quiero yo? Las cosas normales que atormentan a cualquier mujer que rechaza el dopaje de las Kardashian, J. Lo, o Beyoncé –¿cabe incluir a la Primera Dama y a las Reinas de Carnaval?–, no se sorprendan, ya les dije que participo plenamente de la paja de nuestra Cultura; soy un tonto por los viajes caóticos y desenfrenados.

Estándar

Discapacidad de EXPLOTACIÓN

“La ficción de explotación es un género literario… que se caracteriza… por la explotación de temas relacionados con el comportamiento sexual humano, la violencia, las drogas y otros elementos que resaltan los intereses lascivos… Presenta escenarios eróticos o violentos en una manera irreal o magnificada que no califica como obscenidad o pornografía, por lo que resulta el atributo clave del éxito comercial de distintos formatos artísticos de consumo masivo como las revistas de formato pulp, los comic books, el cine y la televisión.”

Ficción de Explotación definida por Wikipedia. El resaltado es nuestro.

La Teletón 20-30 es ficción de explotación. Presenta la discapacidad de un grupo especialmente vulnerable –los niños– de manera recurrente y magnificada, rayando en la pornografía, siendo la clave del éxito comercial de un programa televisivo de consumo masivo, que de paso es utilizado para publicitar las obras sociales de un conjunto de empresas, personalidades públicas e instituciones –el Estado siempre necesita publicitarse. No hay nada más obsceno en Panamá que la Teletón 20-30, y quizás este hecho le excluye del conjunto artístico de la ficción de explotación, después de todo, esas obras son entretenidas en el contexto de una estética y contenido ridiculizado que nadie se toma en serio. La gente se toma en serio la discapacidad de un niño, y por ende, se toma en serio al teletón de los 20-30, pero ciertamente el espectáculo que presentan no es entretenido en ninguna forma porque su estética y contenido es inmoral y decadente.

El niño símbolo es la mejor representación de todo lo que está mal con la Teletón 20-30. Uno puede entender que se confronte a la población con el sufrimiento relacionado con una discapacidad, pero este sufrimiento se magnifica al asociarse con el de una persona en concreto, a la que se presenta como si se tratara de un conocido, para manipular nuestra empatía y llevarnos a apoyar determinadamente el evento y su recaudación publicitada de fondos. Y esa persona con su discapacidad recibe un premio, una donación especial para ella, adicional a la obra que se quiere financiar para aplacar los estragos que causa esa discapacidad en muchas personas. Es una especie de nota de agradecimiento por los servicios prestados, como si la persona discapacitada también hiciera una donación por la causa. El niño símbolo es un eufemismo, aparenta ser la representación de un problema social y es en realidad un instrumento de chantaje emocional.

Quizás lo injusto no sea el hecho de usar a una criatura para promover donaciones publicitadas; lo injusto puede ser el juego mediático contemporáneo, y sus reglas perversas de explotación de la imagen. Seguro que la imagen pública de Álvaro Alvarado –no es un periodista ni informa, es un moralista y defiende la verdad– es tan explotada como la de cualquier niño símbolo, pero hay una diferencia fundamental entre ambos: Álvaro Alvarado participa plenamente de la explotación de su representación distorsionada y magnificada y el niño símbolo simplemente no sabe reconocer ni el nombre del juego.

También podría escribir líneas y líneas sobre lo falso que es donar a una causa cuando recibes la contraprestación de la exposición pública, porque el hecho es que no se ha donado nada, se compra espacio mediático y se le llama donación, o cómo es posible que una institución pública, con un presupuesto para ejecutar políticas públicas –que pueden incluir la propia atención de la discapacidad manipulada como causa de la teletón–, tenga la discrecionalidad de donar fondos públicos sin ningún tipo de rendición de cuentas –cuando merece directamente la censura pública.

Pero llegado el día, todos queremos donar, llorar con la farándula local la tierna mirada perdida del niño símbolo, cantar con los artistas internacionales y admirar por una vez quién tiene más plata, porque cuando se dona, quién tiene más plata no es infamia sino mérito. Es curioso, todavía hay veces en que tener plata es digno de admiración. Quizás no he entendido bien el propósito de la Teletón 20-30.

Estándar

Crack a los 14

¿Hay relación alguna entre ser pobre y carecer de dignidad? ¿Eres persona en los sentidos tanto legal como deontológico si eres pobre? Por ejemplo, es fundamental en nuestra concepción de persona la capacidad para disponer sobre la propiedad, ¿pero qué pasa si la propiedad es un concepto vacío para el ser humano que se trate? ¿Es persona? Por supuesto, esta es una discusión inútil, porque si reconocemos a alguien como miembro de la especie humana, automáticamente asumimos que es persona porque tiene la capacidad de serlo. Y si incluimos el análisis de la Cultura en la discusión, todo resulta más confuso, porque ser persona y tener dignidad no significan lo mismo en la India que en Panamá. La forma optimista de confrontar este problema es pensar que poco a poco los indios están aceptando la concepción occidental de persona -y por ende de dignidad- y que esto representa el avance de la civilización -Armando Ribas estaría de acuerdo con esto, puesto que para él la civilización es una sola y por supuesto, es un aporte de Occidente a la humanidad-, y la forma pesimista de ver el problema, es que ser persona y tener dignidad son categorías culturales flexibles, que pueden ser muy inclusivas -todos somos personas- o muy exclusivas -una clase social concentra a todas la personas y otros seres humanos no lo son, e incluso tienen menos dignidad que ciertos animales- y que ambos extremos y todo lo que hay en el medio son puro resultado del azar -y ni quiero pensar en el oportunismo de quienes explotan estas categorías culturales de forma ventajosa. Obviamente, todavía estoy en shock, y quizás le doy demasiada importancia a una experiencia reciente, pero me fascina cómo la Cultura define casi todas las categorías con las que juzgamos la vida y me pregunto si somos capaces de realmente analizar críticamente la Cultura, ya sea comparativamente o la propia de manera aislada.

Esta reflexión me lleva nuevamente a considerar que la educación está sobrevalorada en el discurso político y llamarle educación a la instrucción pública es un eufemismo. La educación realmente no tiene mediadores y cualquier regulación es inútil, porque básicamente vivir en un entorno social requiere un ejercicio de auto disciplina, de identificar comportamientos apropiados a cualquier circunstancia social práctica -o sea que nos estamos educando. Meilán –el zar de la protección al consumidor (¿!) en Panamá– no ha pensado en esto jamás y no es capaz de distinguir criterios de calidad para el queso amarillo en láminas ni para la educación. Hay que reconocerle que en la cuestión de la calidad educativa ha respondido de forma coherente con su condición de burrócrata: hay que regular.

Me llama poderosamente la atención que ahora la pandilla juvenil Calor Calor se ha convertido en la amenaza pública número uno de Panamá. Están tan de moda como Tu Cara Me Suena. Son como los Ángeles del Infierno en la sociedad gringa de los 1960. Es absolutamente ridículo y ya me aburre abrumadoramente. ¡Se me ocurre una solución! Un nuevo programa de subsidio llamado CRACK A LOS 14. Si eres miembro de una pandilla, el Estado te suministra gratuitamente todo el crack que quieras –ojalá en Panamá estuviera de moda la heroína–, y como los piedreros no son una amenaza pública, resolvemos el problema de la seguridad. Si prestáramos más atención a cómo la Cultura define lo que es una persona, rápidamente podríamos tomar medidas para dejar de tratar como personas a los indeseables, por ejemplo, estoy harto de tratar como persona a un pandillero, que obviamente es un depredador que me valora tanto como a un bistec de cinta, así que vamos a darle crack para que sea un piedrero… Rápido, ¡llamemos a la Primera Dama!

Estándar

La pobreza es una condición confusa

Llevo una semana de volver de la India. Estuve en Delhi y en Agra. Mi viaje me enseñó una cosa muy importante sobre la pobreza… Nuestra percepción de riqueza y pobreza son enteramente culturales, y probablemente falsas. La pobreza y la riqueza se asocian a tus responsabilidades en una sociedad dada, a tus aspiraciones sociales y a tu condición material de vida, así que todos los estilos de vida alternativos contribuyen a aumentar la pobreza en el mundo, no importa si ese estilo es compartido por la mayoría de un pueblo; la pobreza es un concepto que debemos a Occidente, su gran aportación a la confusión generalizada del mundo. Pensar en pobreza sólo desde la dimensión de la necesidad no nos ayuda a entender qué entiende cualquier persona por ser pobre. En la India observé muchísima gente que desde mi perspectiva eran más que pobres, eran miserables. Me parecían desnutridos y desaseados, y en comparación con las vacas y los monos que compartían con ellos las calles, eran pobres y bestiales. Mi visión sólo puede estar absolutamente desinformada, porque una comunidad no puede sostenerse con la confrontación diaria de tal espectáculo, y los indios no parecen tener problema alguno con la situación de sus calles. Aquí en Panamá, la pobreza más extrema que podemos encontrar es la de un campesino de subsistencia, o la de un indígena semi-nómada de la Serranía, o incluso la de aldeas indígenas en la selva, donde las condiciones de vida ignoran casi por completo nuestro entendimiento de la dignidad. Y creo que a partir de esta palabra, dignidad, surge toda mi enorme confusión. Dignidad y pobreza son dos conceptos que se informan mutuamente. Lo que es una vida digna nos dice de inmediato las desventajas que enfrenta cualquier individuo en su vida. Una pregunta me parece esclarecedora: ¿es un piedrero –un junkie callejero– pobre? Pasa hambre, vive en la calle, está marginado socialmente, carece absolutamente de dignidad, y probablemente no satisfaga ninguna definición consensuada de lo que es una persona. Y creo que nos cuesta ver un piedrero en la calle y asociarle con los pobres y todas las políticas públicas dirigidas a su eliminación –de la pobreza, porque eliminar al pobre no parece práctico en ningún sitio. Si hemos de ofrecerle ayuda será para sacarle de su adicción, si acaso. ¿Es entonces un indígena nómada pobre? sus hijos y él deben tener inicios de desnutrición, parasitismos, y definitivamente duerme muchas veces a la intemperie; el problema es que este indígena entiende que este es su lugar en el mundo. Para que ese indígena deje de ser pobre, debe dejar de ser nómada y aceptar formar parte de una Sociedad que desprecia, de la misma forma que el junkie debe dejar las drogas para dejar la pobreza. Cualquier Guna –Dule, Kuna, debe ser muy chévere cambiar el nombre de tu pueblo cada lustro–, tiene problemas nutricionales, y esto se debe mayormente a lo que elige comer, no porque no haga los tres golpes diarios; si comiéramos pescado y marisco frito en aceite de coco, con arroz y plátano, y todo sin sal, todos los días, siendo la única variación el eventual pan de árbol, y siendo notoria la ausencia casi absoluta de vegetales, formaríamos parte de la estadística que resalta la prensa. Los indios ven de forma distinta vivir con la naturaleza y en la naturaleza, y su Cultura les informa que tienen tanto derecho a vivir como un elefante, un mono o una vaca -todos ellos sagrados, lo que puede ser una gran mentira o lo único verdadero que conocemos del Mundo, la cuestión aún debe resolverse. Para que esta persona que no ve como indigno vivir en la naturaleza como lo hace cualquiera de estos animales, que probablemente tienen desde su punto de vista más dignidad que él, deje de ser pobre desde nuestra perspectiva, ¡tiene que abandonar absolutamente su perspectiva! Este es un tema que aún me da mucho que pensar. La seriedad de la prensa no me da nada que pensar.

Estándar

Cosplay político

Hay personas que se disfrazan de su personaje animé favorito. A esta afición se la llama Cosplay. Siempre lo consideré como todo el mundo lo considera, como una rareza cultural japonesa, o la forma en que en Japón asimilaron el Halloween. En esto estaba completamente equivocado. El Cosplay no es parte de la excepcionalidad del Japón, al contrario, es universal.

Todo el mundo hace Cosplay, o todos lo hemos hecho en algún momento formativo de nuestras vidas. Imitar la personalidad de otra persona o de un personaje es una estrategia común para la socialización humana, y es lo único que se nos ocurre hacer cuando resulta evidente e inevitable que tenemos que ser alguien. Lo curioso, y lo que hace del Cosplay un rasgo universal de nuestra Humanidad, es que todos los políticos lo practican, cada uno de ellos tiene un Crápula histórico al que pretende imitar.

Aquí en Panamá todos los políticos quieren ser o Belisario Porras, o Arnulfo Arias, o Omar Torrijos –hasta ahora nadie quiere ser Manuel Antonio Noriega, pero siempre se presenta el hecho que falsea la regla. Y en todos los países encontramos políticos fascinados con crápulas del pasado y que desean imitar en objetivos, en discurso y –sobre todo– en estupideces. Los pobres venezolanos tienen la mala suerte de tener de seguido dos presidentes que hacen Cosplay, el primero no se decidía entre Bolívar y Fidel Castro y el actual lo hace del primero –¡con un bigote a la Stalin incluido!

Hablando de Stalin, es notoria su fijación con Iván el Terrible, y probablemente tuviera algo que ver con su papel en la hambruna de Ucrania –¡la venganza contra los tártaros de Crimea!–; y seguramente Putin hace Cosplay, no se sabe si de Iván el Terrible o de Stalin, porque él también parece estar obsesionado con Crimea.

Y qué me dicen de Napoleón. Debe ser el personaje de Cosplay más frecuente en la historia de los crápulas. Desde Bolívar hasta Hitler, abundan los imitadores, hasta un Napoleón III tuvimos. Quizás tenga algo que ver el éxito universal de Los Miserables, una de mis novelas favoritas: Mario Pontmercy estaba fascinado con el sueño napoleónico de una Europa francesa y “liberal” –la parte francesa debía tener más peso en el desvarío napoleónico… Yo en lo personal prefiero a Enjolras –que demuestra en las barricadas ser un excelente francotirador–, excepto en los detalles de que mata a su propio hermano y luego es fusilado. Quizás esta sea la moraleja que no hemos aprendido del Cosplay político, si imitas a los crápulas del pasado es muy probable que repitas sus errores, lo que puede suponer matar a tu propio hermano y morir fusilado.

Estándar

De inventores y crápulas

Juguemos con el lenguaje…

Mientras exista la Política tendremos gente que buscará explotar los privilegios del poder para enriquecerse. Éste es el propósito de la Política, la redistribución de la riqueza a favor de quienes ostentan el poder. Esto lo sabe todo el mundo. El que quiere hacerse rico tiene dos estrategias, crear oferta para crear demanda, o tomar la riqueza de los demás. La distinción entre ambas estrategias sólo es interesante si se promueve la supresión total de una de ellas, y asumo que preferimos la supresión de la estrategia política. Entonces hay que promover la supresión del Político. Y creo que esta distinción sí funciona bien: Empresario -que hace plata trabajando- y Político -que hace plata a costa de los demás. O, pensando mejor la cosa, porqué no rescatar que el Empresario trabaja, y llamarle sencillamente Trabajador y que el Político se quede como Capitalista. Aprovechamos así el trabajo que la izquierda lleva hecho para distorsionar el lenguaje. Esto llama a un trabajo de «rebranding» serio…

Veamos las palabras y sus cualidades:

Empresario: trabajador, ahorrador, creativo, responsable.

Político: despilfarrador, irresponsable, parásito.

Buscando asociaciones simpáticas con estas palabras encontré cosas muy sugerentes. Con Empresario, por ser creativo, por crear, encontré INVENTOR y REVOLUCIONARIO.

Con Político, viendo los antónimos a creativo, encontré CRÁPULA y LIBERTINO.

Mi propuesta de «rebranding» es entonces reemplazar en el discurso empresario por INVENTOR REVOLUCIONARIO y político por CRÁPULA LIBERTINO.

Igual funciona mejor usar una sola palabra para reemplazar ambas categorías de persona, sin embargo, me gustan tanto estas nuevas palabras que siento que debo darles la oportunidad de que compitan entre ellas en mi discurso. Quizás sea un error revelar que voy a hacer este intercambio de palabras para manipular su significado en la Cultura, y resultaría mucho más efectivo empezar a usar estas palabras en asociación con empresario y político sin previo aviso. Pero cuál sería la gracia de hablar de política honestamente si no somos transparentes en nuestras crapulosas manipulaciones -¡crápula empieza funcionando muy bien!

Estándar

¡La Singularidad se acerca!

La Singularidad se acerca. ¿No sabes qué diablos es la Singularidad? Es un evento que supone un salto adelante en la evolución, es evolución súbita y sin avisar, es el después al antes al que estabas acostumbrado. La Singularidad ya ha sucedido varias veces: la invención de la escritura, el desarrollo de la imprenta, la revolución industrial, etc. Pero la Singularidad que se anticipa ya no tiene al ser humano como protagonista: lo que se viene es el despertar de la inteligencia artificial (A.I.) y, como si esto no fuera poco, la superación de la escasez… ¡y el tratamiento genético de la vejez!

¿Qué significan estos sucesos futuros para la Política? Es sencillo, el Comunismo será finalmente posible. Señores, se acerca el fin de la Historia.

Según Marx, el Socialismo es una etapa de la evolución social previo al Comunismo, y es necesario para que los logros del avance técnico y social humano sean finalmente repartidos con justicia por el Estado. Claro, no hace sentido tener Socialismo si no hemos logrado el nivel óptimo de avance técnico y social. Esta es la explicación obvia a mano de cualquier socialista del porqué los socialismos reales fracasan. El problema es que no sabemos exactamente cuál es el nivel óptimo de avance técnico y social requerido por la teoría marxista –esta parte de la teoría quedó sin desarrollar. Pero esa pregunta ya ha encontrado respuesta: la Singularidad post industrial.

Con la próxima Singularidad no tendremos que pensar, no tendremos que producir y no tendremos que morir. Estos logros en un principio no estarán a la disposición de todos, es más, los proletarios cuyo trabajo ahora se volverá obsoleto no tendrán el dinero para pagar los productos de la Singularidad –con la que no tuvieron nada que ver–; así que sólo les quedará la acción política, tomar violentamente el poder y repartir de forma igualitaria los infinitos bienes de la Singularidad.

El Socialismo entonces será sólo un paso breve del Capitalismo avanzado al Comunismo real, el fin de la Historia humana –obviamente, si no pensamos, no producimos y no morimos, pasaremos a ser algo distinto a un ser humano y quién sabe qué cosas nos preocuparán entonces, ¡las preocupaciones serán impensables!

El Comunismo será difícil de imaginar, pero bien podemos llamarle a lo inimaginable –que es lo que resultará de la próxima Singularidad– Comunismo. Lo curioso de este próximo avance social es que los seres humanos ya no serán los protagonistas de la Historia. Ese papel será asumido ahora por las A.I. –¿o será una sola, estilo Skynet?–; que probablemente serán omniscientes y omnipotentes, o muy muy muy inteligentes como Pensamiento Profundo, capaces de crear mundos para descubrir la respuesta al “sentido de la vida, el universo y todo lo demás”, mundos en el que los seres humanos no seremos más que variables útiles a un propósito final infinitamente más importante que el valor de un solo individuo.

El Comunismo sí que es complicado, menos mal que se aproxima la Singularidad.

Estándar

Gran Bretaña es más pobre que Alabama

Hace poco me enviaron un trabajo (The Spectator Magazine?!) en el que se compara el PIB de Gran Bretaña con el de los Estados de la Unión, o más bien era, un comparativo del PIB de los Estados de la Unión con todas las naciones desarrolladas, y resultó una revelación que Gran Bretaña fuera más pobre que todos los Estados de la Unión con la excepción de Mississippi. Comparar el capital acumulado en Inglaterra con el de los Estados de la Unión es una estupidez y es basura propagandística, dirigida a resaltar el supuesto fracaso económico de los ingleses, supongo que debido a su recurrente elección de gobiernos laboristas. Digo, ¿porque el PIB si hace sentido es como una supuesta medición del capital acumulado, no? Bueno, oficialmente mide riqueza, pero como bien ustedes saben –lo deberían saber– la riqueza sólo se mide con precios, y los precios solo lo ponen los mercados, así que para saber cuánta riqueza hay acumulada en Gran Bretaña necesitamos un comprador dispuesto a ofrecer un precio por toda esa riqueza. Que yo sepa Gran Bretaña no está a la venta. Es obviamente falsa la comparación, porque en Alabama -supuestamente más rico que Gran Bretaña- no existen ni el Manchester United, ni el Manchester City, ni el Chelsea, ni el Arsenal, ni el Liverpool, no hay buenos restaurantes ni carros deportivos en la calle. Señores, es tan contrario al sentido común que solo puede tomarse como una absurda parodia de análisis económico.

Este es el tipo de estupidez que nos lleva a prestarle más atención al tema de la desigualdad económica. La capacidad que tiene un tipo de crear valor, de hacer que algo sea útil para otras personas, es la causa última de la desigualdad económica. Si queremos acabar con la desigualdad, hay que anular todos los talentos de las personas, o hacerlos irrelevantes. Algunos creen que la Singularidad logrará esto… Sería interesante que la singularidad hiciera posible la utopía comunista. Porque obviamente el socialismo sólo logró matar gente, sistemáticamente hay que admitir, ¿gracias al talento reconocido de ciertos sociópatas? Esto no lo sé, últimamente leo a Hannah Arendt y ella opina que los burócratas mediocres matan gente, no los superhombres malignos.

He de ser justo y admitir que la discusión sobre la desigualdad no está en los extremos ideológicos, sino en el centro. ¿Qué hacer por los pobres? ¿Qué respuestas dan la derecha y la izquierda que la gente razonable pueda aprovechar para ayudar a los que viven debajo de un puente o fuera de la civilización en la Serranía? Estos ejemplos de gente necesitada son igualmente extremos. La única respuesta es que a estos salvajes sólo se les puede ayudar incorporándolos a la civilización; seguramente si los inscribimos en el SUNTRACS podrán tener un trabajo digno prontamente sin tener ninguna habilidad económicamente útil… Ahora que lo pienso mejor, quizás sea más efectivo hacerles miembro de la pandilla Calor Calor, a esos también les contratan sólo por temor.

Estándar